El pánico secreto


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Por: Giselle Balido

Unos las llaman tímidas; otros, raras o insociables… La realidad es que estas personas padecen de un desorden común y poco conocido: el miedo a relacionarse con los demás. Pero hay soluciones!

Andrea se siente al borde de un ataque de pánico. La joven de 32 años tiene las manos fríaas, las piernas le tiemblan y le falta la respiración. En medio de estas sensaciones tan desagradables, ella trata por todos los medios de mantener la compostura, pues no quiere que las personas que la rodean noten su incomodidad. Mirando al frente, como hipnotizada, ella avanza hacia su objetivo: la línea de la caja registradora en el supermercado.

Ernesto, un ejecutivo de una importante firma comercial, camina rápidamente hacia la estación del metro, huyendo de las miradas de los otros transeúntes; a pesar de esto, siente los ojos de todos clavarse en él como flechas. Pero aún le espera lo peor: llegar a la oficina, donde debe asistir a una reunión con todo el personal. ¿Y qué si le piden que hable? ¿Y si tiene que presentarse a los visitantes de otra empresa? Varias veces se pregunta que pasará si llama para decir que está enfermo y que tiene que ausentarse… una vez más. A pesar del temor que lo atenaza, quitándole el aliento, Ernesto decide ir al trabajo, pues teme que sus colegas se enteren de que padece de esta ‘rara’ condición.

La misma que sufre Alissa, una joven estudiante de 21 años. Bonita, inteligente y simpática, su familia se pregunta por qué la chica no tiene vida social. Cuando la cuestionan, ella siempre responde que no le interesan las fiestas y que prefiere dedicarse de lleno a sus estudios. Pero la realidad es que la sola idea de verse en un bar o en una discoteca rodeada de personas, la mayoría de ellas desconocidas, la llena de terror. Pero ni siquiera en la universidad se siente cómoda. Alissa nunca asiste al primer día de clases, pues sabe que muchos profesores les piden a los alumnos que se presenten ante el resto de la clase. ‘Y esto es algo que yo nunca, nunca podría hacer’, confiesa.

Hace años, con menos conocimientos médicos y sicológicos, Andrea, Ernesto y Alissa eran considerados personas ‘raras’ o insociables, que preferían vivir alejadas de los demás. Muchos los marginaban. Esto creaba un círculo vicioso que aumentaba su sufrimiento. Afortunadamente, hoy esta condición ha perdido ese estigma y es reconocida como un desorden llamado fobia social o desorden de ansiedad social.

Cuando no se reconoce ni se trata en la forma adecuada, la fobia social puede llegar a ser una condición debilitante a nivel sicológico, emocional y espiritual para las personas que viven con ella. Muchas llegan a perder relaciones importantes; otras ven truncados sus sueños de sobresalir en los estudios o de triunfar en el trabajo.

Reconocer el problema es el primer paso hacia la cura. ’Desde el momento mismo en que me diagnosticaron, sentí un gran alivio’, admite Marcela, un ama de casa de 42 años. ‘Ya no tenía que sentirme rara ni defectuosa, y mucho menos inestable; comprendí que padezco de una condición’.

Es por eso que es vital conocer los síntomas de esta fobia que actualmente afecta al 3,7 % de la población de los Estados Unidos, o 5,3 millones de norteamericanos.

QUE ES Y A QUIEN AFECTA

De acuerdo con «Psychology Today», la fobia social puede abarcar todo tipo de evento, desde hablar en público y comer o beber delante de otros, hasta sentirse incómodo en compañía. Entre los síntomas físicos que suelen acompañar este desorden se encuentran sonrojarse, sudar copiosamente, náuseas y temblores. En casos más extremos, algunas personas buscan cualquier excusa para faltar a la escuela o al trabajo, o limitan su contacto incluso con familiares y amigos. Un agravante: el miedo a estas desagradables sensaciones predispone a la persona a padecerlas; en otras palabras: se crea un círculo vicioso de fobia a los síntomas de la fobia que acaba por aumentarlos. Otro peligro es que algunas personas intentan automedicarse usando alcohol u otras drogas, lo cual las puede llevar a la adicción. Este desorden afecta a las mujeres dos veces más que a los hombres, y suele manifestarse en la niñez o la adolescencia. Por regla general, no se desarrolla después de los 25 años de edad. De acuerdo con el sicólogo Thomas A. Richards, Ph.D., la mayoría de las personas que la padecen son conscientes de que sus miedos y pensamientos son irracionales, que, en efecto, los demás no están observándolos, criticándolos o juzgándolos. Pero aun así no pueden librarse de ella. Por otra parte, como se trata de un problema poco difundido en los medios, muchos médicos, sicólogos y terapeutas no están familiarizados con él, por lo que hasta el 90 % de las personas que lo padecen reciben un diagnóstico incorrecto.

Es un problema que va más allá de una excesiva timidez, o preferencia por la soledad; esta condición puede causar serios estragos en la vida de quien la padece. Y esa es la pregunta que muchos se hacen: ¿quién la padece… y por qué?

LAS CAUSAS

Actualmente, la fobia social está sujeta a muchas investigaciones. Hasta el momento, se sospecha que el problema ocurre en un área del cerebro llamada la amígdala (que significa avellana en griego; esta zona ha recibido ese nombre por parecerse a una avellana, precisamente). Se cree que la amígdala es el centro responsable de la sensación de miedo. Por otra parte, estudios llevados a cabo con animales de laboratorio sugieren que la fobia social es una condición hereditaria, que a menudo está acompañada de depresión u otros desórdenes de la ansiedad. Otras investigaciones exploran la posibilidad de que el desorden de ansiedad social sea causado por factores bioquímicos u hormonales, mientras que algunos exploran otra opción: que el entorno —el factor crianza y la sociedad— contribuye a crear este problema. Al final, la causa podría ser una, o una combinación de varios factores únicos del individuo. Pero lo realmente importante, después de reconocer los sóntomas, es buscar la ayuda necesaria para aliviarlos o eliminarlos.

Fuente: http://www.esmas.com/vanidades/medicinasalud/767479.html

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6 respuestas a El pánico secreto

  1. Maria dijo:

    Ese problema , la fobia social la causa el entorno, la familia , la crianza , no es el cerebro ni nada de eso, lo que causa la fobia social es la crianza , el entorno y la familia, lo digo porque desgraciadamente yo padesco fobia social y se con 100% de seguridad de que mi familia es la culpable por muchas cosas que me hicierond e niño

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  2. Antonia dijo:

    Hola, mi nombre es Antonia y soy una periodista chilena. Estoy haciendo una investigación acerca de las fobias en general para un programa y la fobia social me parece muy interesante. Por favor si alguno es chileno escribame a mi e-mail para poder conversar del tema y poder realizar una entrevista.

    Muchas gracias

    Antonia
    acorrea@4k.cl

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  3. Roberto dijo:

    Hola Allison, pudieras platicarme cual fue el tratamiento o tratamientos que llevaste a cabo?
    Gracias.
    Saludos

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  4. allison dijo:

    Hola.

    Muy interesente el capitulo , el blog lo acabo de encontrar y me encanto.
    Soy una joven fobica social en proceso de recuperacion llevo dos años y siete meses en tratamiento, todos los miedos se fueron tengo personalidad y mi autoestima subio no tengo sintomas ya de este trastorno, sin embargo sigo aislada, por costumbre? por enfermedad? realmente no lo se.

    les mando un abrazo a todos

    besos

    adios.

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  5. Mon dijo:

    Casualmente llego a este lugar, que alguna vez he visitado, como visito tantas miles de webs, por casualidad o curiosidad. En busca de algo «nuevo» en este mundo de «viejos conceptos». Esta vez, por varios motivos me entrometo, es cierto, pues exteriorizo mi opinión sin poder personalizarme con la entrada.

    Estaba haciendo unos cambios en mi blog, por cierto, compartimos la nieve, te he imitado. Y como es tarde de domingo y estoy algo aburrida he intentado hacer un poco de limpieza de mis marcadores en mi navegador. Me ha llegado hasta aqui y leyendo el post he pensado. Alguien se ha fijado del smile sonriente que se esconde en el fondo de tu pagina. Bueno, yo si, soy de las que se fijan en los detalles.

    Por cierto, los detalles son importantes para «la avellana de la amigdala», creo que, sin un codigo concreto o no descifrado en nuestra sociedad aun, vive de los detalles. Minusculas actuaciones o sonrisas que tan solo pertenecen al codigo de nuestra individualidad.

    Por cierto, hoy no voy a salir de casa, mañana tampoco y el proximo me voy a sentir obligada. Un detalle de mi individualidad se siente dañado. ALgunos quizas, tengamos mas frialdad ante ellos, otros son mas vulnerables, unos los olvidan , otros se dañan y su «avellana amigdala almacen de falta de detalles» se duerme, se pierde, se desorganiza… se convierte en su alimento mas dañino. Cianuro, todos guardamos cianuro en nuestra mente y esta socialmente aceptado.

    Por cierto , el detalle es familiar. Suele suceder , que en todos los conflictos, mi familia, aunque yo no sea la que ocasiona el conflicto, cuando este existe, lloran, hablan, chillan… Y luego, algo mas calmados, me dicen todos juntos que se van, y se van. Sin darme cuenta, desde que soy una niña, despues de cada conflicto, me dejan sola…
    Salen a la calle, y como yo soy «una amigdala fuerte» me dejan sola.

    Es algo personal , pero no deja de ser el movimiento general donde se dirige la existencia. Quizas aun seguimos sanos, pero estamos tentados al fracaso. Y se que hay mil maneras para solucionarlo. Para avanzar, pero poco importa. Porque todos estamos «cabreados y molestos» en la espera de una cola del supermercado. Y mi total respeto hacia quien sufre un miedo que se descubre a traves de las funciones quimicas organicas.

    Lo que a mi me faltaria ahora, lo que nos falta a todos, es la unión de pensamiento y experiencia con personas que nos rodean, que sepan , por vivencia propia, lo que nos sucede sin dar mucha explicacion o parecer hablar con el extraperlo de prejuicios que esta sociedad ha montado para ser lider de ella misma , pero con los mismos que lo han creado.

    Si se unen los evangelistas, los cristianos, los mormones y los miliares… ¿porque no se unen los que saben que esta vida esta falta de liderazgo general y democratico?

    Vamos, en fin, una tarde de domingo aburrida para una vida extraña.Todos hemos tenido alguna, asi que disculparme si hablo de lo que no me llama o no me individualiza.

    Saludos,

    Mon

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  6. Anzili dijo:

    Hola Enrique:

    Bueno, deduzco que te llamas así, Enrique, porque no lo sé la verdad.

    Hace tiempo que te leo, pero nunca te he escrito, te pido disculpas.

    La verdad, es que pienso que es un gran drama la fobia social. El otro día en una conversación con una psicóloga, me decía «no es un absurdo tener miedo a las personas, es casi lógico, es más absurdo tener miedo a las palomas, a las aceitunas…»

    Pero no lo comparto, es cómo imaginar que una hormiga tiene miedo a las hormigas, ¿Sería horrible para la hormiga no? Acabaría moriendo, la pobre hormiga, de seguro.

    No me entra en la cabeza esta miedo, irracional completamente, no lo puedo entender ahora mismo, y seguramente tampoco lo entenderé mañana.

    Cómo se construye en la mente un mundo lejano, incompresible, de caras, nombres, conversaciones, y dónde todo no encaja.

    No logro entender que no me atreva a afrontar un supermercado, una biblioteca, una clase, una cena, la propia pareja, los propios amigos, la propia familia…

    Es el absurdo de los absurdos.

    Un abrazo Enrique.

    A partir de ahora, te leo y te escribo.

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